1.13.2013

Proyecto para un sueño






Soñaré que una muchacha (jamás la he visto, pero en el sueño somos muy amigas)  y yo encontramos una casa encantadora, abandonada, sucia, llena de luz entrando por las grietas de las paredes. Es una casa eterna. En la sala quizás haya un piano medio quemado y un sinnúmero de calendarios ilustrados con dibujos eróticos de Picasso. La cocina estará  hasta el techo de cunas vacías y habrá también, seguramente, una bodega subterránea con frascos de medicamentos, cremas de menta y vaporizadores para asmáticos. En la pared, una estantería con animales disecados y  otros elementos biológicos en formol. Me atrae uno de estos animales, es verde y transparente como una botella. La muchacha lo pone en el suelo y el animal comienza  a moverse. No puedo recordar lo que esto significa, pero con seguridad un destino terrible nos espera. Hacemos cita para encontrarnos en la casa a la media noche.

Regreso a la hora convenida, la casa está rodeada de un resplandor verde. En el jardín descubrimos unos insectos babosos. Comprendo que la casa está infestada y que sólo podremos salvarla quemando los insectos en una gran hoguera  en la terraza. Salgo a buscar ramas y alcohol isopropílico en medio de la noche. Cuando regreso, varias horas después, los insectos se han convertido en animales furiosos y salen por cientos mostrándome los dientes. Trato de volar apoyándome en una tabla a modo de planeador, pero sólo consigo no estrellarme.

Encuentro a la muchacha en el piso, pálida, rodeada de animales verdes. Me mira con ojos enrojecidos y me habla en un dialecto bestial. Los perros gritan y  me persiguen corriendo hasta la puerta de la casa, donde alcanzan a morderme en una pierna.

Deambulo cojeando en la madrugada. Ni siquiera puedo dar aviso, pues mi lenguaje se ha convertido en unos signos incomprensibles. Mi amiga habrá muerto, sin duda. La madrugada es verde, como una botella.