11.03.2012

A la sospecha de que el tiempo



A la sospecha de que el tiempo no es lineal, debió sumarse la observación de todo lo que nos rodea, empezando por los planetas. Los astros en el cielo son esféricos, y de las formas de la naturaleza ninguna hay que sea plana, recta o en ángulo perfecto, salvo que sea muy grande y no le veamos los límites. Habrá habido alguien que se haya detenido a ver los ciclos del tiempo. Se repiten similares una y otra vez. Las manzanas rompen la flor y engordan invariablemente en el verano. Los animales y otros seres de la tierra lo saben y cavan sus refugios en cuanto se anuncia el otoño. Viene otro ciclo de oscuridad y frío, desolación y decrepitud. Sólo los cuervos se atreven a hacer sus nidos entre la nieve y sin embargo, hay tanta belleza en ese desolado paisaje del invierno. Pero ya sabemos,  nada es definitivo y la primavera en algún momento vendrá a socorrernos.
He dicho que todo se repite similar una y otra vez. Similar no es idéntico y esto completa la maravilla. No es el tiempo circular entonces sino más bien espiralado. Parece que va en círculos hacia adelante, imitando la forma geométrica más perfecta. De modo que todo viene otra vez pero diferente, con alguna cosa nueva que ha recogido de camino y uno puede maravillarse siempre, aunque esté muy viejo, porque todo será nuevo de algún modo.
El hombre dejó de actuar de acuerdo con la tierra y se fue con sus razonamientos a explicarse la realidad como mejor le pareció. Y le pareció mal. Al menos eso es lo que sugieren los hechos hasta ahora.